
A LA EDITORIAL MÁS
DESPISTADA: A la Editorial SM de Argentina que no sabe qué hacer con sus
premios y con sus premiados. Un año apuesta por organizarlo en algún lugar de
la ciudad (C.A.B.A. son las siglas de esta ciudad de Buenos Aires), que al año siguiente
cambia de ubicación y barrio, que luego decide no hacerlo ese año posterior en
ninguno sino esperar a la Feria del Libro (la de adultos, papi) y que en el
2012 decide otra cosa, con barco sin vapor incluido. Las dos novelas últimas
premiadas de Laura Escudero y Paula Bombara merecen mejor suerte que los
vaivenes de una editorial sin norte ni sur, que con cada feria mengua y que
observada desde fuera no se sabe a qué juega y por donde va a salir. Quizás
haya un sombrerero loco en algún lugar de la calle Belgrano que les dirige o
simplemente, no hay nadie en esa editorial subsidiaria de España que tenga las
cosas claras. Una lástima.

A LA EDITORIAL QUE
PREMIA CUALQUIER COSA: En un lugar de Buenos Aires existe una editorial que se
jacta de dar el premio de mayor cuantía económica como editorial independiente.
¿Independiente? ¿Se lo creen o se están metiendo desde las bases del premio con
la editorial SM de Argentina que sí tiene el premio mejor remunerado económicamente?
Esta editorial gusta de repetir jurados y elegir como premiados a lo primero
que se mueve, perdón a los libros que en sus páginas más se mueven en sucesión
frenética de aventuras o cuentos. Es la editorial Sigmar, cuyo premio ha sido
declarado de interés cultural por el Honorable Senado de la Nación Argentina,
la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el Instituto Cultural de
la provincia de Buenos Aires y el Ministerio de Cultura e Innovación de la
provincia de Santa Fe. Cuenta con el auspicio del Ministerio de Educación de la
Nación, el Ministerio de Educación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la
Fundación El Libro, la Asociación de Literatura Infantil y Juvenil de la
Argentina (ALIJA), la Sociedad Argentina de Escritores (SADE) y Foro 21. Esto
es como en el chiste del niño que rezando se acuesta con un montón de santos
que, al ser tantos, consiguen que la cama del niño se venga abajo. Todos estos
avales y auspicios ¿para qué? ¿Para ofrecer cada año libros prescindibles y premiadas
varias con pseudónimos de varones? Y en el 2012… más de lo mismo.
A LA JURADO QUE NO
QUIERE SER JURADO, PERO SIEMPRE ES JURADO (Y MIRA QUE QUIERO QUE ME PREMIEN):
Oír a la misma persona un año tras otro sus opiniones, más bien quejosas, como
jurado cansa. ¿Por qué repite Norma Huidobro, una escritora notable, como
jurado de los mismos premios? Zapatero a tus zapatos y escritor a tus novelas,
que ya las juzgarán otros.
A LA LABOR BIEN
HECHA: Los “Destacados ALIJA 2012” son unos premios que han mejorado a ojos
vistas, respetando sus propias normas por primera vez, eligiendo mejores libros
y autores, y con una ética detrás de los componentes de jurado pocas veces
vista, que les lleva a excluir sus obras de los premios donde antes no ocurría
este mínimo de “autoritas” moral. Por ello, “chapeau” a un año de galardones
que se plasmó en una sala llena de un público admirador de María Teresa Andruetto,
jurado de ALIJA y reciente premio Andersen, cuyas opiniones y vida se vio en un
montaje lindo y con contenido. Un lujo de jurado para unas elecciones de libros
más reducida, más ajustada a la realidad cultural argentina y con grandes
aciertos. Se pueden ver los elegidos en http://www.alija.org.ar/?page_id=11
pero quisiera destacar su elección final como mejor libro del año a La aldea literaria de los niños: problemas, ambigüedades,
paradojas de María Adelia
Díaz Rönner (Editorial Comunicarte, Córdoba, 2011), un libro que es un repaso
por la literatura infantil argentina y no argentina de una persona especialista
de visión aguda y atinada; libro póstumo en una cuidada edición, incluida una
portada o tapa donde el ilustrador Istvansch anima a abrir sus páginas.
MENCIÓN ESPECIAL AL NO DAR PIE CON BOLA INTERNACIONAL. Al Banco
del Libro de Caracas (Venezuela) que otorga cada año unos premios a Los mejores libros para niños y jóvenes
2012 donde no aciertan a cumplir ellos mismos sus bases. Todos los años
repiten el mismo esquema: laureles a libros publicados hace muchos años,
presencia mayoritaria de unos países de escritura en español y ausencia de
otros, abundancia de autores en otras lenguas… En el siglo XX y en el 2012 también,
aunque –por fín- hay 2 (dos) libros venezolanos dentro del más de centenar de
obras escogidas y –por fín- reaparecen libros argentinos entre la abundancia de
españoles y mejicanos. Lo más asombroso fue premiar a un libro de 2002 diez
años después de ser editado en España (El ángel del abuelo de Jutta
Bauer). Una jurado lo tenía claro: “El jurado fue interdisciplinario: profesores, libreros, ilustradores,
personas de distintos lugares del mundo del libro que ofrecieron varias
visiones”. Visiones sí, pero desde ninguna atalaya, en un país cada vez más
cerrado en asuntos de LIJ, donde es fácil no dar pie con bola (no acertar).