Alicia buscando cuentos |
Una mesa redonda que parecía la de un restaurante: “Si hablo
se me salen los ravioles”. Lindezas como esta que se podían oír desde todos los
rincones de la sala Lugones (perdón por el pareado): “Pongámonos de acuerdo”, “Yo
estoy por el consenso”, “Hagamos tema libre”, “Pero… ¡hay chicos!”, acompañados
de reflexiones culinarias y preocupaciones sobre cuentas fiscales.
H.C.Andersen explicitando el origen de sus cuentos |
Y empezó el acto –tarde- con cuatro escritores en el estrado
y una moderadora dando vueltas por la sala.
Escritora 1: “No tengo idea de dónde vienen los cuentos”… “Prefiero
no saber de dónde salen los cuentos” (¡Para que has venido entonces!).
Escritora 2: “Entiendo que el tema tiene que ver con mis
cuentos”… que “tienen que ver con la casa y con las cosas que no estoy de
acuerdo”. Clarísimo: los cuentos vienen de su casa, que para eso los hermanos
Grimm sentaron precedente escribiendo cuentos “del hogar” (Hausmärchen).
Escritor 3: “Los cuentos nacen de los cuentos” (¡Bravo!). “Somos
las personas las que damos vida a los cuentos”.
Escritor 4: “Los cuentos salen de las cabezas de las
personas” (otro ¡Bravo!). Y ejemplificó: “El escritor es una especie de
cartonero, buscando pedazos de realidad que le sirvan para hacer un cuento. Un
escritor trabaja desde la posición del cartonero, con restos del lenguaje, con
restos de la realidad”.
Caperucita preguntando al Lobo de qué cuento ha salido |
Íbamos mejorando, se leyeron y contaron cuentos escritos por
algunos de los escritores, y la moderadora se lanzó a cumplir su oficio con una
gran pregunta clave para desentrañar el tema del origen de los cuentos: “¿Qué
tienen que ver los libros con las ilustraciones?”. A estas alturas de la mesa
redonda la vergüenza era algo más que ajena.
En fin, los presentes en el acto salieron como entraron, sin
el menor atisbo de saber de dónde salen los cuentos. Un usuario del colectivo 47
lo explicitó en su pregunta: “Me vuelvo a casa (en el 47) sin saber lo que es
un cuento, pero he pasado un buen rato con ustedes”. Un rato lleno de vergüenzas
por no entender cómo se puede hacer una mesa redonda sin ninguna preparación
previa y que ninguno de los presidientes haya leído a Propp (“Morfología del
cuento” o “Las raíces históricas del cuento”, editorial Fundamentos, Madrid,
varias reediciones), a Soriano en su edición argentina (Colihue, Buenos Aires,
varias reediciones), o un buen diccionario de Literatura Infantil que incluya
la palabra “cuento”. En su defecto, teclear “cuento” y “origen” en el buscador
preferido de cada uno para hacerse un mínimo guión.
Abuela leyendo el origen de los cuentos a su prole |
El premio mayor para un buen ponente sería haber leído a
Guillermo Cabrera Infante cuando dice que: “El cuento es tan antiguo como el hombre. Tal vez incluso más antiguo, pues
bien pudo haber primates que contaran cuentos todos hechos de gruñidos, que es
el origen del lenguaje humano: un gruñido bueno, dos gruñidos mejor, tres
gruñidos ya son una frase. Así nació la onomatopeya y con ella, luego, la
epopeya. Pero antes que ella, cantada o escrita, hubo cuentos todos hechos de
prosa (…) Esos cuentos serían, por ejemplo, narraciones de un día de caza
perdido tras un ciervo blanco con un cuerno en la frente. Los cuentos no
perduraron en los muros de la cueva, pero no se perdieron: fueron de nuevo
encontrados, contados, en la memoria colectiva. Siglos más tarde otro cuentista
con el mismo cuento embelleció al ciervo blanco y lo hizo mito al llamarlo
unicornio”.
Y el “cum laude”
citar a un poeta que se sabía todos los cuentos y que deambuló por el mundo,
España y Mexico predominantemente: León Felipe. “Sé todos los cuentos”:
Yo no sé muchas cosas, es verdad. Digo tan sólo lo que he visto.
Y he visto:
Que la cuna del hombre la mecen con cuentos,
que los gritos de angustia del hombre los ahogan
con cuentos,
que el llanto del hombre lo taponan con cuentos,
que los huesos del hombre los entierran con cuentos,
y que el miedo del hombre…
ha inventado todos los cuentos.
Yo no sé muchas cosas, es verdad,
pero me han dormido con todos los cuentos…
y sé todos los cuentos.
Mi agente literario me dice que se puede decir el pecado pero no el pecador. Y que quien quiera saber más que mire la guía de la Feria del Libro de Buenos Aires 2012 que dice que bajo la moderación de Silvia Montenegro, estuvieron presentes en la mesa redonda Adela Basch, Didi Grau, Oche Califa y Ricardo Mariño, el único que aportó ideas que hacian pensar: "El lenguaje es la morada del ser humano".
ResponderEliminarMaravilloso. Lo suyo, señor Flor, que lo otro... mmm...
ResponderEliminarDW
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