domingo, 8 de mayo de 2011

LIBROS DEL BICENTENARIO + 1 (O CÓMO DESCUBRIR REFERENTES DE LECTURA)




Para empezar a escribir sobre historias y lecturas para niños del Bicentenario de la Revolución de Mayo argentina les propongo una adivinanza: ¿De qué habla una persona pública que cree y escribe que hubo una generación de argentinos y argentinas que durante su adolescencia tuvo como compañía algo o alguien muy apreciado al que “atesorábamos y llevábamos a la cama”? No es fácil, pero la solución a este enigma inicial es sencilla si en vez de alguien pensamos en algo. Este algo es el libro.

Estas palabras que hablan del libro compañero de catres fueron escritas recientemente por la presidenta de un gobierno de un país cuya ciudad autónoma es la capital mundial del libro: Buenos Aires. Cristina Fernández es la prologuista de una antología de textos para niños donde cada uno de ellos es “El libro de lectura del bicentenario”. Como hay cinco libros con el mismo título no parece muy adecuada la elección de nombre tan repetitivo, pero debe ser por eso de los derechos de autor de títulos (en este caso de no autor de cuatro de ellos). Libros que se proclaman de un bicentenario de la revolución de mayo de 1810 que ya pasó; son los libros del bicentenario más uno.

Cristina Fernández no es la primera vez que escribe sus ideas sobre el entorno del libro, unas veces hablando sobre sus lecturas infantiles –los cuentos y versiones de Monteiro Lobato- y otras sobre sus autores preferidos, que mira por dónde son Borges y Cortázar. Una presidenta que cree que “la buena literatura es la que nos abre interrogantes” se merece todos los elogios… si es verdad que sigue leyendo y teniendo interrogantes.

La antología “El libro de lectura del bicentenario” fue presentada por el Ministerio de Educación de la Nación y su Plan Nacional de Lectura en la Feria del Libro, en un acto cuya pequeña sala pronto se llenó. Allí se pudieron oír pensamientos menos profundos que los de la presidenta argentina y observar muchas curiosidades en un evento que parecía preparado el día anterior, con retrasos de ministros y oradores ausentes. “Agradecemos mucho a la gente de las cámaras…” fueron casi las primeras palabras dedicadas a… ¿la gente que estaba haciendo fotos? No, a la gente de las cámaras del libro. Después llegó la frase del día: “Nos acompañan los referentes de lectura de todas las provincias del país”. Yo miraba a uno y otro lado, preguntaba a los allegados, intentaba ver un cartel, camiseta o remera con la frase “Soy un referente”, pero nada. No se veían signos de tanta referencia. Pero yo insistía en investigar indicios, buscando primero con la mirada un gesto aquiescente y luego intentando diseñar un cuestionario que descubriera a estos eximios referentes. Me inquietaba la posibilidad de tener un referente cerca, lo cual era muy factible habiendo al menos 23 de ellos en la minúscula sala. ¿Será esa señora con el pelo tan enrulado y aires de correntina uno de ellos? ¿O quizás ese bohemio y desabrigado personaje de la primera fila sea el furtivo referente fueguino? Y las preguntas llenaban mi cabeza: “Señor 'x', ¿cómo se llega a ser referente chaqueño?” “Señor Ministro de Educación presente, ¿dónde se estudia para referente?" “Señora 'y', ¿ser referente ha cambiado su vida?”. Pero no había nadie que dijera de sí mismo tener ese título tan referenciado. Más, como las brujas gallegas o meigas, haberlos haylos.

Mientras tanto, videos cortos proclamaban las bondades de la lectura y del plan nacional argentino, que ha logrado llevar libros a todos los rincones del país con temas “argentinos” que hablan de leones, de peruanos o del hotel donde residió de joven Ricardo Piglia, tema interesante para discutir en las aulas. De la antología con el quíntuple título de “El libro de lectura del bicentenario” se han hecho más de 4 millones de ejemplares y algunos fueron entregados allí mismo. La mejor parte se la llevaron los que seguro eran referentes de lectura de Berisso, pues de los cuatro colegios que pudieron llevarse los libros a sus casas tres eran de Berisso (provincia de Buenos Aires); el cuarto era de capital.

Se agradeció que Alberto Sileoni, ministro de educación presididor y orador, hablara de libros y que recordara esa frase tan sugerente que dice que el verbo leer y el verbo amar no resisten el imperativo. Antes el coordinador de la antología, Mempo Giardinelli, imbuido del espíritu de la presidenta, habló de la horizontalidad de la literatura no para referirse a la cama sino a que ningún autor incluido en los libros tenga más preeminencia que otros, siempre buscando un canon literario federal. Un canon que quiere llevar la argentinidad a las lecturas de los niños y niñas del país que van a recibir cada uno su ejemplar donde van a encontrar textos de una docena de autores elegidos con criterios igualitarios. Si igualar es poner juntos relatos de muy dispar calidad literaria, adelante; pero uno siente que desde pequeños hay que leer las mejores historias posibles y estas están en todas las partes del mundo. Por eso alguien pidió una antología de clásicos para todos los niños argentinos. No es mala idea; desde Buenos Aires para todo el planeta: ¡El canon mundial!

2 comentarios:

  1. Felicitaciones, muy buenas reflexiones que comparto. Adelante Javier!!!! Afectuosamente Tere

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